Cómo limpiar unas persianas enrollables sin desmontarlas: guía práctica y segura

Cómo limpiar unas persianas

Como bien sabemos, las persianas acumulan polvo, polen y humedad tanto por dentro como por fuera. Por ello, la limpieza debe contemplar ambos lados y no limitarse únicamente a la superficie visible.

En este sentido, la clave está en llegar a las lamas y a las ranuras sin poner en riesgo tu seguridad ni dañar el material. Con los productos adecuados y un poco de método, puedes dejarlas como nuevas sin descolgarlas.

¿Quieres saber más? A continuación, comentaremos con más detalle cómo limpiar unas persianas.

¿Cómo limpiar unas persianas sin desmontarlas?

De forma muy resumida, podemos decir que la forma más práctica de limpiar las persianas es bajarlas dejando un pequeño hueco entre lama y lama. Así se accede a las rendijas, que es donde se concentra la suciedad.

Primero se retira la suciedad suelta con un cepillo suave, luego se aspira para evitar que el polvo vuelva a entrar en casa y, por último, se limpia con agua tibia y jabón neutro.

En persianas muy sucias es mejor hacerlo en dos pasadas: una más rápida y otra más detallada. Por último, secar bien al final evita marcas y alarga la vida del material.

Cómo limpiar las persianas por fuera sin acceso exterior

En relación al tema que estamos tratando, cómo limpiar unas persianas, una de las dudas más frecuentes es cómo limpiar una persiana por fuera cuando no existe acceso directo. Este caso se da sobre todo en pisos, áticos, oficinas y edificios donde la ventana no tiene balcón o no es seguro asomarse. La mejor forma y la más segura es acceder al cajón de la persiana. Veamos el paso a paso:

  • Localiza el cajón de la persiana. El cajón está justo encima de la ventana. Desde ahí se accede al rollo de la persiana, lo que permite limpiar la parte exterior sin asomarse ni desmontar.
  • Cómo abrir el cajón según su material. Los cajones de madera suelen ir atornillados; los de PVC y aluminio, normalmente clipados. Ninguno es complicado de abrir si se hace con cuidado. Una vez abierta la tapa, la persiana queda a la vista.
  • Limpieza lama por lama desde el cajón. El método es simple: sacas un tramo de persiana, lo limpias por delante y por detrás, y lo vuelves a enrollar para seguir con el siguiente. Es más lento que limpiar desde fuera, pero es la única forma segura de acceder a todas las lamas sin desmontar nada.

Cómo limpiar persianas según su material

Ahora bien, para entender cómo limpiar unas persianas, debes saber que no todos los materiales se comportan igual. Por ello, lo ideal es distinguir entre PVC, aluminio, o madera, por ejemplo. Así, encontramos:

  • Limpieza de persianas de PVC o plástico. El PVC tiende a porosidad con el sol, así que agradece productos suaves. El agua tibia con jabón neutro funciona siempre. Un repaso extra en las zonas más expuestas suele devolver el color original.
  • Limpieza de persianas de aluminio térmico. El aluminio resiste bien la humedad, pero se raya con facilidad si se usan estropajos. Un paño suave suele ser suficiente. Para manchas más difíciles, una vaporeta a baja intensidad ayuda sin deformar el material.
  • Limpieza de persianas de madera. La madera necesita cuidados especiales. Cuanta menos agua, mejor. Se limpia con un paño apenas humedecido y se seca enseguida. Si está muy reseca, conviene aplicar un protector o aceite específico.

Productos recomendados para la limpieza de persianas

Otra pregunta importante sobre cómo limpiar unas persianas es qué productos se deben usar y cuáles no. En este sentido, debemos mencionar los siguientes:

  • Jabón neutro. Es el producto más seguro para cualquier tipo de persiana. Respeta los materiales, no deja marcas y tiene el PH adecuado para evitar daños. Funciona tanto en PVC como en aluminio o madera.
  • Cepillo de cerdas suaves. Este cepillo desprende polvo acumulado sin dañar las lamas. Es ideal para ranuras y zonas donde el trapo no llega bien. En persianas exteriores, es fundamental para quitar el polen, los restos de lluvia y la arenilla.
  • Aspirador con boquilla estrecha. La boquilla estrecha permite acceder a todas las rendijas. Es perfecta para la limpieza inicial, evitando que el polvo se disperse por la estancia. Además, reduce el tiempo total de trabajo porque retira lo más grueso en segundos.
  • Vaporeta. La vaporeta solo debe usarse cuando la persiana lo permite. En PVC, con moderación y distancia. En aluminio, es ideal para eliminar restos pegados. En madera, nunca debe usarse. El vapor puede deformarla o mancharla.

Igualmente, es importante señalar que no se deben usar lejía, amoniaco, desengrasantes fuertes ni estropajos abrasivos. Todos estos productos dañan la superficie, modifican el color y dejan marcas irreversibles. Las persianas exteriores sufren bastante con el sol; si además se usan productos agresivos, su vida útil se acorta.

Errores frecuentes al limpiar persianas y cómo evitarlos

Para terminar de comentar cómo limpiar unas persianas, es preciso enumerar ciertos errores que se suelen repetir a la hora de limpiar las persianas y que pueden afectar al resultado. Por ejemplo:

  • Limpiar rápido. Las persianas tienen ángulos, juntas y mecanismos donde la suciedad se esconde. Si no se dedica el tiempo necesario, el resultado es irregular y aparecen manchas circulares o restos en los bordes.
  • Usar más agua de la necesaria. El exceso de humedad puede oxidar componentes, generar malos olores dentro del cajón o provocar atascos en el sistema de enrollado.
  • Limpiar solo la parte visible. Esto deja polvo y suciedad atrapados en las ranuras. Con el tiempo, la persiana sube y baja peor y la suciedad vuelve al interior.
  • Aplicar el mismo producto a todos los materiales. No es lo mismo limpiar persianas de PVC que de madera. Usar un producto incorrecto puede provocar desgaste, hinchazón o pérdida de color.

Conclusión: la mejor técnica para limpiar persianas sin desmontarlas

Ahora que sabes cómo limpiar unas persianas, es momento de dar el siguiente paso: ¡manos a la obra! Recuerda que para una correcta limpieza necesitas trabajar con calma, usar productos que respeten el material y seguir un orden lógico.

Es decir, empieza retirando la suciedad suelta, continúa con la limpieza húmeda y termina siempre con un buen secado. Así evitarás marcas, malos olores y problemas en el mecanismo.

No obstante, también puedes delegar las tareas de limpieza en una empresa especializada como la nuestra. Tan solo tienes que ponerte en contacto con nosotros, contarnos qué necesitas y nos encargaremos de todo. ¿Hablamos?

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