¡Qué molestas son las tareas del hogar! Lo último que queremos hacer al llegar a casa es ponernos a limpiar. Pero, por desgracia, debemos hacerlo.
Por eso, queremos ayudarte a que todo te sea lo más sencillo posible. En Ático 07 hoy te hablamos de uno de los productos clave para limpiar tus cristales: el amoníaco.
Disfrutar de la luz del sol entrando con fuerza por los ventanales de la casa libera la mente y da una gran sensación de paz día tras día.
Algo imposible si los tenemos repletos de manchas, polvo o cualquier otro elemento de suciedad.
Así que te vamos a hablar de cómo limpiar cristales con amoníaco, las ventajas y, por supuesto, las precauciones que has de tener en cuenta.
¿Preparado para mejorar en tus labores domésticas? ¡Vamos allá!
El amoníaco es un excelente producto de limpieza: actúa como desengrasante, desinfectante, elimina los malos olores ¡y puede ayudarte a dejar tus cristales impecables!
Por qué usamos amoníaco en la limpieza del hogar
El amoníaco es uno de los productos más vendidos en el mercado de la limpieza doméstica.
Es decir, si te animas a dejar tus cristales impolutos con este producto, lo puedes encontrar fácilmente en cualquier supermercado.
Para dejar claras sus propiedades, queremos compartir contigo una serie de ventajas a tener en cuenta.
Así que, si te estás preguntando cómo limpiar los cristales para que queden perfectos, presta atención a estos datos de interés:
- Es un desengrasante efectivo. La grasa y las manchas que se acumulan en las ventanas tienden a robar horas de limpieza, pero con el amoníaco todo cambia. Una simple aplicación será más que suficiente para desengrasar cualquier superficie, incluyendo las mesas y puertas de cristal.
- Tiene una agradable fragancia. Puede que el amoníaco en su estado natural tenga un olor fuerte y desagradable. No obstante, cuando compramos limpiadores elaborados a base de este producto, se deja una fragancia de lo más embriagadora. Es decir, harás que el hogar quede perfecto para disfrutarlo con los cinco sentidos.
- Poco esfuerzo, grandes resultados. La efectividad y el pragmatismo son las dos cartas de identidad del amoníaco. El poder para eliminar la suciedad actúa en tan solo unos minutos. Una solución mucho más rápida que otros productos de limpieza y, sobre todo, con mejores resultados.
- Es compatible con otros productos. A diferencia de muchos otros materiales de limpieza, el amoníaco se puede mezclar con otros productos. Una compatibilidad que sirve para mejorar sus propiedades y, de este modo, garantizar que el cristal queda impecable.
Así pues, no es complicado darse cuenta del potencial que tiene el amoníaco. Un aliado que debes tener en tu armario de la limpieza para aprovechar todo lo que puede hacer por ti.
Paso a paso para limpiar cristales con amoníaco
Ventanas, espejos, mesas de cristal, puertas… ¡Hay tantos cristales en casa que si no sabes cómo usar el amoníaco perderás la cabeza!
Posponer las tareas de higiene no es una opción. La acumulación de suciedad desgasta estas superficies y, con ellas, la integridad del hogar.
Por eso, te vamos a indicar exactamente cómo limpiar cristales con amoníaco.
Una serie de pasos que, si sigues con exactitud, te harán disfrutar de una vivienda en óptimo estado a corto y largo plazo.
¡No pierdas detalle! Cualquier error puede pasar factura.
- Crea la mezcla o compra un limpiador. El primer paso es, como cabría esperar, tener el material de limpieza. Para ello puedes comprar un limpiador a base de amoníaco o, por otro lado, elaborar tu propia mezcla. Si prefieres la segunda opción, tendrás que disolver un cuarto de amoníaco en tres de agua.
- Limpia el polvo. Antes de utilizar la mezcla, limpia el polvo de los cristales. En este punto te recomendamos que uses un trapo de microfibra. Unos paños que no desprenden pelusas, agilizando la limpieza en gran medida.
- Distribuye la mezcla. Para este paso lo mejor es tener un spray con el que rociar la mezcla de manera uniforme. La forma de distribuir también es importante. Toma nota: siempre de arriba abajo.
- Absorbe la humedad. Vuelve a coger el trapo de microfibra para limpiarlo con movimientos circulares. Repite este paso hasta que lo hayas pasado por toda la superficie del cristal. Si todavía queda humedad, utiliza un papel de periódico para terminar de absorber los restos.
- Seca el cristal. Una vez más, con movimientos circulares, seca el cristal desde la parte superior hasta llegar a la inferior. No tengas prisa, aquí está la clave del resultado final.
- Repite los pasos por el otro lado. Recuerda que, por lo general, los cristales tienen dos caras. Vuelve a iniciar el procedimiento por la otra parte de la superficie y déjalo totalmente transparente.
¿Con qué productos se puede mezclar?
Una de las ventajas de limpiar cristales con amoníaco es, como te hemos comentado, su compatibilidad con otros productos. Estas mezclas incrementan su potencial para que la limpieza doméstica tenga un carácter profesional.
¿Cuáles son estos productos? ¡Aquí tienes dos ejemplos!
- Vinagre blanco. Si piensas que el vinagre solo sirve para dar sabor a las ensaladas, estás muy equivocado. Hablamos de un desengrasante natural y, al mezclar un solo chorrito con el amoníaco, optimizará sus propiedades naturales. Unos resultados impresionantes para cualquier cristal de tu hogar.
- Limón. Como cualquier cítrico, el limón logra eliminar hasta la grasa más arraigada en los cristales. ¿Lo mejor de todo? Es compatible también con el vinagre blanco. Es decir, una mezcla explosiva a la que la suciedad de tu hogar tendrá un absoluto terror.
Precauciones a la hora de trabajar con amoníaco
Ahora bien, para limpiar cristales con amoniaco debes tomar ciertas precauciones. A fin de cuentas, hablamos de un compuesto químico que puede provocar quemaduras y todo tipo de reacciones en tu piel.
Lo primero que debes hacer es ponerte unos guantes y, a ser posible, unas gafas. De este modo, te protegerás ante salpicaduras y otras reacciones negativas para el organismo.
Por otro lado, evita mezclarlo con lejía y otros compuestos del estilo. Esta combinación emite vapores que ponen en riesgo la salud. Por tanto, déjate de químicos y utiliza alguno de los productos naturales que te hemos explicado antes.
En último lugar, utiliza ropa desgastada para tus labores de higiene. Solo así evitarás tener que renovar tu armario como consecuencia de la limpieza de la casa.
¿Te han servido de ayuda estas ideas?
Eliminar la suciedad ya no es la odisea a la que estabas acostumbrado. No importa de qué tipo de superficie de cristal estemos hablando.
El hogar, la oficina, el coche… Todas tus ventajas quedarán tan transparentes como el primer día.
No obstante, si quieres delegar este tipo de limpieza, ¡escríbenos! Estamos al otro lado.